domingo, 17 de abril de 2011


Yo tenía una Gaviota, nos alimentábamos de las basuras que nos ofrecía el mar
Yo la amaba y la maté

Mientras las patas silenciaban la arena, de su pico jalaba un largo hilo de angustia,
su perfil profundo y abandonado,

El miedo de morir  sin ser visto

Sin que su cuerpo húmedo y chamuscado
sucumba como una estampa en mis rodillas.

El alma es un brillo que habita en el cristal
Pero ahora solo queda una botella colmada de cocodrilos

Y su ojo redondo que me observa, que me observa
que se despide.

3 comentarios:

Helí dijo...

El alma es un brillo que habita en el cristal
Pero ahora solo queda una botella colmada de cocodrilos

Y tu ojo redondo que me observa, que me observa
que se despide.


<3 bonito, profundo.

Sebastián dijo...

qué feo. aunque yo soy un don nadie. saludos

Unknown dijo...

jajajajajajajaja