Me gustaría escribir tan seguido como antes, aunque no esté muy segura de lo que signifique por completo eso. Pienso que han llenado de sillas mi habitación, donde en algún momento pude dormir hoy ese recinto solo me deja estar de una sola posición, toda esa madera con un tibio recuerdo, el profundo olor de las almendras. No creo tener nada más que decir aunque no sea del todo cierto, lo único que sé es que ahora tengo un mejor juicio y no hago uso de él por el miedo. Miro el reloj de mano imaginariamente y pienso en otros tiempos cuando la aflicción y el gozo me embargaba, entonces manchaba el papel sin miedo, me coronaba en él con la ignorancia. Como cambian los tiempos. Nadie podría estar más decepcionado de tal hurgamiento que uno mismo.
Todos Duermen aquí, me pregunto ¿en que fase del sueño estarán?, siempre voy a sus habitaciones y los observo dormir, los imagino a todos como diamantes recostados, si paso del lado izquierdo alumbraran mi camino y así saldré a mi patio como todas las madrugadas a ver lo que no puedo ver a recordar lo que solía sentir, porque uno tiene que sentir aunque esa sensación solo venga del recuerdo y si el recuerdo nos apuñala habrá que levantar la cabeza deseando encontrar en el cielo cualquier cosa que no sea la oscuridad.