Tuve mucho cuidado y demoré un poco en elegir mi cactus, claro que cuando fui no tenía ni la menor idea de que iba traer conmigo, luego me encontré con este que estaba un poco escondido, pregunté por él y resultó ser oriundo de México aunque nacido en Lima claro. Yo creo que mi madre se preguntaba por qué rayos llevaría un cactus después de haberme dado una solemne cátedra acerca de las plantas más bonitas que podían existir ahí más un tour gratis y guiado por todo el mercado. Ni yo sabía el por qué hasta que me senté en el carro, lo puse en mis piernas y comencé a observarlo. Resulta que no es tan diferente a mi.
La vi muy feliz a mi mamá cargando la maceta camino a casa, me dio mucha risa su expresión de rareza y felicidad al verme pagar más de la cuenta por un cactus mexicano cuando pude llevarme uno peruano, más barato y con dos cuervos negros de adornos, ya luego me vio abrazándolo, luego dijo: espero que este no se te ocurra pasearlo.
Ella debe creer que soy un ser intergaláctico y que solo a veces puedo tener comportamiento humano.
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