Esta semana sobreviví a noches afiebradas y de delirios con analgésicos y lecturas. Devoré un bonito libro de Mestre que fue un regalo acertado. A Schweblin se la tenía jurada como a Yushimito, el primer libro de este último aguardó en mi repisa desde hace cuatro años o tal vez menos hasta hace muy poco, tengo un problema calculando la proporción del tiempo, se podría decir lo mismo acerca del nivel de concentración que poseo respecto algunas cosas. En fin tal hecho nunca fue inaceptable o aborrecible, ni siquiera un escándalo para el autor cosa que me pareció confortable aplacando así mi culpa de lector, hace poco lo terminé. Ahora he empezado Desasosiego de Pessoa y ya en sus primeras páginas pude encontrar revelaciones, ando muy alegre en ese sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario