lunes, 13 de julio de 2015


Sigo este diario íntimo, que como diría José María Eguren - es una colección de cartas sin respuestas- Sin ningún propósito más que el de permanecer silencioso en un abismo propio de bitácoras y que sin querer, son, por el olvido. 
como un abrazo impalpable alcanza a contener mis estados psicológicos y mi ser poético si es que aun logro reconocer mi ser poético, porque viene y se va o tal vez menos que eso, ya no responde casi nada al impulso más común de escribir. A pesar de que habite en mi, mi consciencia se resiste a los fragmentos pequeños e injustos de todo lo que podría decir sin decir, viviendo. 
Como todos, llevo un registro invisible en el cuerpo. 
Existen en la plantas de mis pies los pastos amarillos, las rocas de empinados cerros donde reposan los sacrificados, calles, ciudades, mares. Sabores infinitos en todas mis fisuras. Conservo los tersos mapas de los rostros, calculo en el aire su dimensión y libero todos los gestos que ocupan en mi memoria. Sigo un Diario íntimo, infinito. Mi memoria es la corteza inagotable, el primer y último corpúsculo, un afecto de apagamiento también me nombra.