Convierte tu pena en una puerta escondida, en una jaula de agua, en el humo de un beso que se evapora. Camina sobre el llano sin llanto, en una cama lisa y tendida, hecha para el sueño de un cuerpo poroso y perverso. Transforma tu dado de duda en una silla suspendida que persiste colmada y tranquila. Que persiste honrosa y perdida. Sé el mosquito que entristece en el lomo de un animal que ignora y ríe. Sé el lomo para el mosquito que ríe y entristece.